
La relojería suele estar rodeada de precisión, arte y belleza, pero, como todo objeto cargado de historia y emociones, también puede convertirse en recipiente de supersticiones. Algunos relojes, por sus coincidencias trágicas o su aura inexplicable, han sido señalados como “malditos”. Entre leyenda y realidad, muchos guardatiempos parecen conservar secretos que desafían la lógica humana. Aquí, algunas de estas historias tan fascinantes como escalofriantes.
El Patek Philippe “maldito” de Henry Graves
El Henry Graves Supercomplication, uno de los relojes más complejos jamás creados, es también uno de los más enigmáticos. Encargado en 1933, al culminar una rivalidad con James Ward Packard, este reloj de 24 complicaciones marcó un hito en la historia de Patek Philippe. Sin embargo, poco después de recibirlo, Graves vivió una serie de tragedias: la muerte de su hijo y otras pérdidas familiares. Décadas más tarde, el coleccionista que lo poseyó antes de su venta en subasta, el jeque Saud bin Mohammed Al-Thani, falleció poco antes de entregarlo. Así nació su reputación de “reloj maldito”, una joya de la mecánica que parece llevar consigo un destino inquietante.
El Rolex que arruinó a su dueño
En el otro extremo del espectro está la historia de Colin Brice, un hombre británico que compró un Rolex vintage y, poco después, comenzó a vivir una racha de infortunios. Perdió su coche, su negocio y sufrió un grave accidente. Convencido de que el reloj traía mala suerte, lo puso en venta con un aviso insólito: “Puede estar maldito”. La anécdota, mitad tragedia y mitad humor inglés, demuestra que, incluso en el siglo XXI, las supersticiones aún encuentran espacio entre las agujas.
Relojes heredados y su energía oculta
Más allá de los casos célebres, existe una creencia persistente entre coleccionistas: los relojes usados o heredados conservan la energía de sus antiguos dueños. Si su historia fue triste, muchos evitan usarlos; si fue próspera, se los considera amuletos de buena fortuna. En los foros especializados abundan relatos de piezas que “dan malas vibraciones” o que, curiosamente, se detienen al cambiar de propietario.
Supersticiones y emociones en la relojería
¿Son simples coincidencias? Probablemente sí. Pero también revelan algo profundo: los relojes son más que instrumentos, son testigos silenciosos de nuestras vidas. Cada tic-tac acumula historias, emociones, pérdidas y esperanzas. Quizás por eso, cuando uno de ellos parece “maldito”, no tememos al objeto, sino al recuerdo que encierra.
